
Todavía no entiendo nada, fue todo tan rápido. Me dicen que no tengo ni la menor idea de lo que está pasando acá, puede que tengan razón, puede ser que no tenga ni la menor idea de lo que pasa alrededor, pero sé que adentro mío las cosas no están bien, nada bien.
Llegué del colegio y no estabas, pensé que estarías trabajando, como siempre. Pero ahí me dijeron: “Metió la ropa en bolsas y se fue” pero en el momento no pensé que iba a ser así. ¿Por qué te fuiste? Te necesito más que a nada, más que a todo. Necesito que vuelvas de trabajar a las seis de la tarde y que e des un abrazo fuerte junto con un beso y que me digas “Hola patito” pero también necesito que estés bien y si a vos te hace bien irte, me parece bien… pero también me parecería bien que nos sentemos a hablar aunque no sepa mucho de eso, no sé como se hace, no lo aprendí nunca, nunca me lo enseñaron, pero si es necesario para que estés bien lo voy a aceptar, está bien para mí.
Hace dos días que no te veo, te extraño, quiero verte y darte un abrazo. Hoy al menos pude escuchar tu voz y escuché salir de tu boca un “Las quiero mucho” y ese silencio que duró dos segundos o menos, pero que para mí fueron eternos después de mi “yo también te quiero mucho papi”. Sé que lloraste porque te escuché y fue lo peor que pude haber oído en mi vida, sé que nos necesitas pero estamos acá. Yo sólo quiero que estés bien por más que duela no tenerte en casa, al lado nuestro. Quiero tu felicidad, nada más, aunque no voy a negar que me encantaría verte entrar por la puerta de casa otra vez. Te necesito para poder vivir. No me dejes sola, por favor. Quiero que sea sábado, quiero verte y darte un abrazo fuerte como los de antes.
No será mucho pero es la síntesis de lo que estoy sintiendo ahora, no me salen las palabras, es que no hay más…
Te amo papá, ¡te amo muchísimo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario