miércoles, 30 de junio de 2010

¿Amantes?

Él no quería más que una ‘relación’ (y no sé si esa es la palabra correcta) sin compromisos y cada tanto. Vernos para complacernos unos a los otros, para sacarnos las ganas, hablando mal y pronto. No me molestaba estar en esa situación, él era alguien nuevo, no me provocaba nada, sólo algo de pasión (o excitación). Me llamaba la atención, nunca me había gustado alguien más grande (y menos 8 años) era la primera vez que me pasaba cuando antes no entendía a las que me decían “Te tenés que buscar más grandes” a lo que mi respuesta era un “¡¡Estas loca!!” y la loca era yo. Jamás digan que lago no les gusta si nunca lo han probado. Es lindo conocer gente nueva, es una linda experiencia.
Lo conocí por chat, nunca me hubiera imaginado era primo del ‘marciano’ si, así como lo leen. Pero me importaba poco porque estábamos muy peleados. Después de hablar un rato le comenté que unos días en la semana estaba sola y me dijo de vernos porque teníamos muchas cosas de qué hablar. Yo accedí, nos pasamos los números de celulares y quedamos en arreglar para vernos un sábado. Vino a mi casa con un amigo suyo, su amigo subió a la cocina acompañado por mi hermana y otro amigo, en la cocina se encontraban dos amigos más de nosotras, él y yo nos fuimos a mi pieza. Pasamos una tarde increíble, hacía más de un mes que no estaba con alguien y nadie mejor que él para compensar todo ese tiempo. Así seguimos con esta ‘relación’ que nunca fue por un tiempo más. Llegamos a noviembre y todavía no seguíamos viendo, pero no fue un día como cualquier otro, fue el mejor que pude haber pasado con él y con cualquiera, nunca me había sentido así, me sentí mujer por primera vez, pero sentía que era algo más que el mejor sexo que alguna vez pude tener, pero lo entendí después. Las cosas a su tiempo. Ese caluroso veintiséis de noviembre me contó que se iba a trabajar por un tiempo a la costa (Villa Gesell) ¿Cuánto tiempo? Hasta abril de este año. En el momento no me importó mucho, aunque me preocupaba no verlo por tanto tiempo ¿Con quién iba a tener esas tarde de cuarenta grados de calor siendo que hacía siete grados bajo cero?
Esa fue la última fecha en la que nos vimos el año pasado (2OO9) pero seguíamos conectado a través del chat o de mensajes de texto.
Llegó el treinta de diciembre y yo ese día viajaba a la costa (Mar del Tuyú) y le mandé un mensaje para comentarle, no obtuve respuesta alguna en el momento, pero sí después de casi cinco horas de que había llegado. Hablamos de cosas sin sentido, no tenían mucha importancia, pero tenía la necesidad de hablar con él. ¿Qué me estaba pasando? Pensaba. Yo no quiero nada con este individuo, sólo su calor.
Después de unos días le mando un mensaje de texto
¡ERROR! ¡DANGER! ¿Novia? Sí, sabía que tenía, pero supuestamente se había peleado. En fin, no me tenía que importar.
No me contestó, por eso es que después de unos minutos le mandé otro mensaje diciendo ‘No te enojes corazón’ o algo parecido. ¿Por qué se lo mandé? Porque no había tenido que haberle reprochado nada, no éramos nada, no somos nada, había metido la pata, no quería que sintiera que me estaba enganchando con él ni mucho menos.
Después de casi diez días me mando un mensaje preguntándome cómo estaba y me dijo que tenía ganas de verme si no quería ir a pasar unos días con él a la costa, me hubiese encantando, lo juro. Pero no pude. Perdí la oportunidad de mi vida gracias a que mi madrina vino con mis primos a pasar unos días con nosotros y se quedaban en casa.
Después de unos días le mando un mensaje y me dijo que estaba en Buenos Aires con la novia, que no le mandara mensajes: Okay, como vos quieras. SIEMPRE era como él quería, pero no podía negarme a nada.
Volví en febrero a casa y el también estaba en Buenos Aires así que nos íbamos a ver, pero al final no nos vimos. Me amargaba no poder verlo y me acostaba a dormir cada vez que me cambiaba los planes.
Me incomodaba decirle que lo quería, él no me daba lugar. Siempre pensé en llegar hasta donde él me lo permitiera, aunque sé que más de esta no-relación no va a pasar. Hasta el día de hoy lo sigo viendo, a pesar de que ya hace un mes que no lo veo, cuando lo veo me hace sentir una mujer teniendo sólo quince años. Cuando no lo veo lo extraño, pero no lo quiero extrañar. No puedo calificar qué somos, ¿Amantes quizá? Lo decidirá él, como todo, pero quiero lo de antes, quiero que sea como en un principio: nada. Pero no lo puedo negar, te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario