jueves, 5 de agosto de 2010

Fragmento de una utopía.

Vos, yo y alguien que nunca conocí pero lo amo y vive en mi corazón. Tus besos, tus mimos, tus caricias, tu sonrisa y tus abrazos en la noche mientras dormimos, decirte ‘Te amo’ sin parar de repetirte que no hay nada más importante en este momento que vos y tu felicidad que se convierte en nuestra.
No soy nada de lo que califiques como perfecto, pero te puedo hacer muy feliz: puedo escucharte y si estás mal tratar de ayudarte, abrazarte cada vez que necesites contención, decirte lo que siento por vos cuando busques sentirte acompañado. Besarte antes de dormir y hacerte el amor en el momento que más anheles sentir nuestro calor (es algo que llaman pasión), y hasta puedo llevarte el desayuno a la cama.
Voy a evitar discusiones, peleas sin razones. Voy a limitarme a amarte y hacer de tu vida, mi propia vida, sin llegar a invadirte. Siempre con restricciones y con una sensación inminente de tu satisfacción, de tu felicidad. Tratando en todo los aspectos, de hacerte más feliz que todo.
Todo esto con una sola condición… nunca me dejes (‘Nunca, nunca princesa’)

No hay comentarios:

Publicar un comentario