No te extraño ni tengo ganas de saber de vos, pero no voy a negar que fuiste importante y que marcaste mi vida.
Hubo desencuentros, encuentros, discusiones, traiciones, secreto y desconfianza. Me mata pensar en lo que fuiste y en lo que sos ahora ¿A dónde quedó el nene tierno que me mimaba de antes? Ya es tarde, hoy no importa… ya te fuiste.
No sos uno más aunque mi corazón te califique como eso. Nunca vas a poder ser alguien más. Aunque seas la peor persona del mundo, eso en mi vida te caracteriza.
Siempre tuviste el poder de cambiar los papeles. Siempre quedando como el bueno y yo como la mala persona, la garca, la que arruinaba tu vida. No digo ser una santa, soy bastante concienzuda respecto a eso. No soy ninguna puritana, pero no hago las cosas con maldad (siempre y cuando no lo quiera). Pero si a vos te dolió, a mi me dolió mucho más que a vos. Ni me gusta causar males, pero si los tengo que hacer, los hago.
No sé por qué será, pero por alguna razón siempre nos perdonamos cosas imperdonables, de mi lado lo entiendo: siempre fui una selenita, pero vos no demostrás nada (más que desprecio).
¿Tenés ganas de jugar al indiferente? Me encanta, siempre gano (porque siempre volvés) aunque esta vez no sé si tenga muchas ganas de que vuelvas, estoy bien (y vos seguro también, nunca te costó trabajo olvidarte de mi) pero no me vas a sacar de la cabeza que por alguna razón todavía estamos en contacto. Una razón que sólo conocés vos y que yo nunca voy a descubrir.
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